viernes, 30 de septiembre de 2011

El Tesco tiene de todo

El otro día volví a ir al Tesco, como casi todos los días, a comprar algunos productos necesarios para la vida universitaria:

Cuando llega mi querida amiga y vecina Anna con esto:


Si señores, ¡¡Ibuprofeno marca Tesco!! Me quedé a cuadros y no pude evitar sacarle una foto.

También compramos un helado Ben&Jerry's que tenía osos polares de chocolate blanco dentro y que compartimos entre cinco sentadas al solecito en el césped:

Definitivamente, la vida es bella.

Muchos besos a todos

martes, 20 de septiembre de 2011

Simulacro

Bueno, me dispongo a contaros mi primera experiencia con la alarma de incendios de mi residencia, la cual tuvo lugar hace unos días.

Tras pasar una noche increible en la primera fiesta de la facultad (Black and White Party), me acuesto a las 5 de la mañana, convencida de que no tendría que levantarme hasta las 10 y que, por lo tanto, descansaría. ¡Inocente de mi!


A eso de las 7 de la mañana empieza a sonar una alarma. "No puede ser. No puede ser. No puede ser la alrma de incendio", pienso yo. ¡Pues lo era!. Así que salgo al pasillo, en pijama y con las gafas, al mismo tiempo que Anna y Yas, mis vecinas. Entonces, con total tranquilidad bajamos las escaleras y salimos fuera, allí con el calorcito de las 7 de la mañana. Y allí estabamos todos, en pijama, muertos de frío mientras nos decían que habíamos salido muy rápido y que no se podía entrar hasta que la luz roja de la puerta se apagara.
Así, resacosos y muertos de frio, media hora más tarde volvimos a nuestras habitaciones a dormir.

¿La moraleja? Que los de mi facultad o son muy cabroncetes o tienen un sentido del humor muy extraño para poner el simulacro de incendio la mañana después de la fiesta universitaria a las 7.


Besos y abrazos a todos, cariños míos.

domingo, 18 de septiembre de 2011

La historia de cómo llegué a mi facultad

Esto era una niña que terminó de preparar su maleta de mano un viernes y se fué con sus padres y su hermana al aeropuerto. Una vez allí llegó uno de los momentos más temidos de los aeropuertos (no sé para vosotros, pero para ella lo era). Había que pesar el maletón. 20 kg era el límite. ¿Cuánto creeis que pesaba? ¿21?¿19,9?¿23,4?¿17,5? No, ¡pesaba 20 kg clavaos!. Y con ese buen presagio, la niña, después de tardas milenios en pasar el control de seguridad, una cola de embarque kilométrica y 20 min. de retraso, se subió a un avión y llegó a Londres Luton a eso de las 2 de la mañana hora inglesa (usease las 3 hora española).
Esta vez la niña no se olvida nada en el avión (por una vez en su vida), recoge su maleta (la suya propia, no la de cualquier otro individuo del vuelo) y sale del aeropuerto para coger un bus que la deje en Baker Street. Sube y baja del autobús una hora después sin problema. Coge un taxi y llega a su albergue a eso de las 4 de la mañana (tiene que pasar la noche allí porque no le dan la llave de su resi hasta el sabado a las 10).

Entra en el albergue de siempre con el maletón y la maletilla (que sólo es -illa en comparación con la otra), le dan una habitación en el primer piso y tiene que subir las 2 maletas ella solita por las escaleras. Al llegar a la habitación de 21 resulta que no había ninguna cama libre, así que baja las maletas (esta vez la ayudan) y las vuelve a subir (con ayuda) pero esta vez a la 2ª planta, a una habitación de 6 (It all went better than expected).

A la mañana siguiente (¿o debería decir unas horas después?), la niña se levanta a las 8, desayuna y da vueltas por el albergue cansada y aburrida hasta que hace el check out y se marcha cerca de las 10. Coge un autobús que llega a la estación de tren sin problemas, compra su billete y espera 20 min. a que salga el tren. Tarda 1 hora en llegar a su parada (Egham) pero descubre que el nombre del pueblo al que va no se pronuncia como ella creía antes de hacer el ridículo (it's something).

En la parada encuentra a otras niñas con maletones, así que se acopla con ellas, porque, como es lógico, iban a la facultad. Tras 50 min andando cuesta arriba cargando con las dos maletas (y pensando que podía haber cogido el autobús que para enfrente de la facultad), llega a ese sitio:




Una gente muy amable con camisetas verdes le indica dónde recoger la llave de su habitación y la encuentra sin problemas en la tercera planta (bueno, hubo un pequeño incidente con una carpeta negra con papeleo muy importante...pero se solucionó). La habitación con vistas al campo de futbol es la siguiente:




Y así, la niña comió algo, conoció a sus vecinas de cuarto y se echó la mejor siesta de su vida.

Tras este mega-post solo me queda daros la dirección de la niña para que le envies cartitas (que hace mucha ilusión):

Herminia Pérez-Ainsua González
Room W345
Founder's Hall
Royal Holloway, University of London
Egham
Surrey
TW20 0EX

Mucho amor a todos.